lunes, 9 de julio de 2007

Aquellas Tierras, Aquellos Suelos, Aquellos Lugares...



He estado ahí;
en esas tierras,
donde la sangre llego a ser el alimento base,
las cenizas parte del aire que se respiraba
y el sufrimiento el aroma principal.

No hay manera de imaginar tal atrocidad,
no se puede pisar sin sentir inseguridad;
pero se puede sentir las memorias de los que en ese tiempo se paraban en estos suelos.

Ayer recorrí esos lugares;
Los cuartos, los rincones, los campos;
¿qué hay en ellos que me hacen temblar?
Hoy los recuerdo y me pongo a llorar,
¿porqué, porqué el hombre pudo llegar a salirse tanto de lo que un ser humano es?

Recuerdo ese pasillo por el cual caminaba,
mirando objetos que todavía hablan,
objetos que nunca callan,
guardan recuerdos de aquellos que les fue prohibido vivir;
y ahora están aquí para obligarnos a nunca olvidar.

Cada zapato que ha perdido su color y se ha vuelto como todos los de más,
un día tuvo su propia identidad;
un día camino y lucho por vivir un segundo más.

Cada maleta guarda el alma
de aquel que llego a instalarse en un nuevo “hogar”,
engañado por el odio absurdo, sin sentido;
obligado a dejar sus cosas, perder su identidad y su nombre para convertirse en un número más.

Cada trenza, cada mechón guarda el recuerdo de una vida mejor,
de la belleza y de la libertad,
esas que se fueron en el mismo momento que los mechones cayeron al suelo.

Si yo me siento mal en aquel lugar,
no quiero pensar como ellos resistían.
No me tienen que explicar los hornos, las paredes, los cuartos, los rasguños, las manchas, las chimeneas, las cenizas, las púas, los hoyos…
Todos hablan por si solos.

Y con la suerte que muchos otros no tuvieron,
salí de esos lugares,
mirando atrás con una marca dentro de mi que jamás se borrara.
Y es que ahí dejo mi memoria para acompañar a las demás,
pero me llevo mi voz para mantenerlas vivas.


1 comentario:

Armandís de Mina dijo...

Me acordé de la famosa máxima de Theodor Adorno, que dice, según quién la cite y la traducción, que es imposible escribir poesía después de Auschwitz, o ¿cómo escribir poemas después de Auschwitz?

Mucho se ha dicho sobre esto, y Adorno se ha ganado a muchos detractores.

Lo cierto es que la humanidad se debe avegonzar hasta los huesos y no olvidarlo. La poesía, en todo caso, debe ser sobre el dolor. Bueno, eso digo yo.

Saludos